Las Rosas del Desierto, un tesoro al alcance de todos
Virginia se instala frente a la Catedral de Juárez en la zona Centro para ofrecer estas bellezas de las arenas de Samalayuca
En el vasto desierto de Samalayuca, uno de los más grandes tesoros naturales se esconde bajo las cálidas arenas: las misteriosas “Rosas del Desierto”. Estas maravillas geológicas, únicas en el mundo, yacen a unos impresionantes 20 metros de profundidad y son un espectáculo de belleza y rareza.
Virginia López, una residente dedicada y apasionada, ha hecho de la búsqueda y el comercio de estas rosas su vida. Cada día, desde las 9 de la mañana hasta las 4 de la tarde, Virginia se instala frente a la Catedral de Juárez en la zona Centro, ofreciendo estas preciosas gemas del desierto a los transeúntes y visitantes.
Pero las “Rosas del Desierto” son mucho más que meros objetos de curiosidad geológica. En el negocio de Virginia, uno puede encontrar una amplia gama de artesanías, todas creadas con estas maravillas naturales. Desde delicadas piezas de joyería hasta intrincadas esculturas, cada obra es un testimonio del ingenio y la creatividad de los artesanos locales, que han aprendido a trabajar con este tesoro de la región.
La formación de estas “Rosas del Desierto” es un proceso fascinante y único. La absorción del agua por parte del yeso en las profundidades de las dunas, combinada con las altas temperaturas del desierto, da como resultado una cristalización sorprendente de la arena.
Este proceso, que lleva miles de años, crea estas formaciones enigmáticas que han cautivado a científicos, geólogos y amantes de la naturaleza por igual.
Con su belleza incomparable y su historia fascinante, las “Rosas del Desierto” continúan siendo un verdadero tesoro de Samalayuca, una joya natural que Virginia López comparte con el mundo desde las calles de Juárez.