VIDEO y FOTOS: Lo que sabemos de la masacre en la que murió la niña de 4 años
Un muñeco de peluche morado y algunas botellas de cerveza vacías, siguen sobre la banqueta en la vivienda de la colonia Independencia
Anoche, la calma en la Independencia fue rota por el estruendo de disparos en el cruce de las calles Presa El Rejón y Presa de la Amistad. Un grupo de pistoleros abrió fuego contra varias personas que se encontraban bebiendo cerveza, desatando una tragedia que dejó a la colonia sumida en el dolor y la consternación.
Eran alrededor de las 11:00 de la noche cuando el ataque ocurrió. En el lugar, un hombre perdió la vida y tres personas resultaron heridas, entre ellas, una niña de tan solo 4 años identificada como Y. Z., quien jugaba inocentemente en su triciclo a un lado de las víctimas.
El reporte de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) detalla que en la escena del crimen se recogieron 20 casquillos calibre .223, típicamente usados en rifles de asalto, y 10 casquillos calibre .45. Los vecinos, entrevistados por Juárez Digital bajo condición de anonimato por temor a represalias, relataron cómo la noche se llenó de gritos y el estruendo de los disparos mientras veían televisión.
Una mujer gritaba el nombre de la niña herida, mientras otros pedías a gritos ambulancias. Al lugar llegaron rescatistas y elementos de seguridad de todas las corporaciones, en menos 5 minutos, indicaron los entrevistados, pero poco pudieron hacer.
La vivienda de color rosa y de dos pisos donde ocurrió el ataque aún muestra las huellas del horror: botes de cerveza vacíos, botellas de agua purificada y un mono de peluche morado que parece resistirse a abandonar la escena del caos.
Esta mañana se confirmó la muerte de la pequeña Y. Z. mientras recibía atención médica. También se reportó el fallecimiento de otro de los heridos, Mario Alexis M. Z., de 23 años, quien sucumbió a las heridas en el tórax y la pierna.
En la escena del crimen, el cuerpo de Ricardo Zámago Tejada, de 38 años, yacía dentro de la vivienda, tirado boca arriba con múltiples impactos de bala. La imagen del hogar, una vez refugio seguro para sus moradores, ahora testigo mudo de la violencia, contrasta dolorosamente con los objetos cotidianos que quedaron abandonados en medio del caos.
Afuera de la vivienda, de color rosa y de dos pisos, donde sucedió el ataque, todavía pueden verse los botes de cerveza vacíos, botellas de agua purificada, así como un mono de peluche de color morado.
La comunidad de la colonia Independencia se encuentra en un estado de shock, un lugar donde el sonido de los disparos ha reemplazado temporalmente la tranquila rutina nocturna. Los residentes, ahora más cautelosos, miran con desconfianza a las calles que antes recorrían sin temor, mientras los ecos de la violencia resuenan en cada rincón de sus corazones.