
Arte en el Parque busca rescatar los derechos culturales del suroriente
En una ciudad marcada por la desigualdad y la violencia, Arte en el Parque demuestra que el arte no es solo un refugio, sino una herramienta de transformación profunda. Y aunque su tarea no es sencilla, su brújula es clara: la cultura como derecho, el arte como vínculo y la comunidad como protagonista
Con fuerza, creatividad y compromiso social, Arte en el Parque, más que un evento cultural, evolucionó a una estrategia comunitaria que busca garantizar el acceso a los derechos culturales de las y los juarenses, especialmente en el suroriente de la ciudad, una zona históricamente golpeada por el abandono institucional.
“La cultura no es un lujo”, afirma Iván René Moreno Ramírez, coordinador de gestión cultural en Plan Estratégico de Juárez y responsable del proyecto. “Es un derecho. Y nuestra tarea es que la gente lo reconozca como tal”.
Moreno menciona que el nuevo enfoque de Arte en el Parque no se limita a espectáculos esporádicos, sino que su núcleo ahora es una “feria de las artes” compuesta por módulos interactivos de diversas disciplinas como fotografía, pintura, música, producción audiovisual y bordado. Estos espacios no solo permiten consumir arte, sino vivirlo desde adentro: crear, experimentar, tocar, mirar, escuchar y compartir. “La experiencia artística aquí es doble”, explica.
“Por un lado, la comunidad se involucra directamente con la creación; por otro, conoce a los propios artistas que viven en su misma colonia”. Este diálogo directo entre arte y territorio abre nuevas formas de vinculación, identidad y pertenencia.

La apuesta por el proceso, no la “eventitis”
Uno de los mayores desafíos que enfrentan las iniciativas culturales en México, señala Moreno, es lo que llama “eventitis”.
“Llegan, hacen un gran evento, se toman la foto y no regresan en seis meses o un año. No hay seguimiento, no hay raíz”. Por eso, Arte en el Parque busca romper con ese patrón a través de la construcción de procesos sostenidos. A lo largo del año se imparten talleres de creación artística (desde piñatería hasta fotografía) que culminan en eventos públicos donde los propios participantes pueden exhibir, vender o compartir su trabajo. “El evento es solo un punto de partida o de cierre […] Lo importante es lo que pasa entre cada evento: la formación, la creación, el acompañamiento”, dice.

Tecnología, territorio y estética expandida
Arte en el Parque también se atreve a repensar qué es el arte y cómo se expresa en la actualidad. Desde cámaras fotográficas hasta videojuegos, se exploran formas contemporáneas de estética y creación que dialogan con lo digital.
“La fotografía ya no es un lujo”, dice Moreno. “Todos tienen un celular en la mano. Lo que buscamos es que vean eso como una herramienta artística”. Incluso los videojuegos tienen cabida como una extensión de la narrativa y la creatividad. “La literatura ya no es solo libros. Es todo lo que nos cuenta una historia”, reflexiona el coordinador, quien también es maestro de literatura y menciona que las historias actualmente se cuentan en otras maneras y formatos, incluidos los cómics, el manga y el anime.

Un impacto que va más allá de los números
Lo que más disfrutan quienes hacen posible Arte en el Parque no son las cifras de asistencia ni los reconocimientos públicos, sino esos momentos únicos que brotan del contacto humano y la experiencia compartida en muchas de estas áreas de escasos recursos.
“Una niña que ve por primera vez una cámara profesional, un abuelo y un niño haciendo arte en la misma mesa, jóvenes que descubren que pueden vivir de su creatividad… eso no lo puedes medir, pero cambia vidas”.
Para la comunidad, René manda un mensaje claro: “Exijan sus derechos culturales. No se conformen. Reclamen más espacios, más arte, más cultura cercana”.

Asimismo, hace una petición directa y sencilla a las financiadoras, Gobierno e iniciativa privada: “Apuéstenle a los procesos culturales largos, a las residencias artísticas, a los programas de formación. El arte transforma, pero necesita constancia y respaldo”.
Moreno también es congruente con su intención y proyecto e invita a la gente a participar en los próximos eventos que se darán en lo que resta de este 2025, ya que la agenda de Arte en el Parque está más activa que nunca.
Cada mes se repite un patrón:
“Nos vemos en el cine”: proyecciones comunitarias gratuitas con pantalla gigante.
Ferias de las artes: encuentros interactivos en parques comunitarios.
Arte en tu Parque: festivales barriales con talleres, espectáculos y venta de productos artísticos.
Además, en octubre se celebrará un festival masivo en el suroriente, al estilo del antiguo Arte en el Parque del Chamizal, pero ahora con enfoque territorial. También se prepara una caravana del Día de Muertos, un festival navideño, y actividades como tardes de leyendas, donde se comparten relatos locales en torno a fogatas, bombones y puestas en escena.

En una ciudad marcada por la desigualdad y la violencia, Arte en el Parque demuestra que el arte no es solo un refugio, sino una herramienta de transformación profunda. Y aunque su tarea no es sencilla, su brújula es clara: la cultura como derecho, el arte como vínculo y la comunidad como protagonista.

