¿Qué le pasó al “Chacho-móvil”? El food truck que vendía las más ricas tortas
Al igual que muchos juarenses, René vio la luz por primera vez en otro cielo y, por circunstancias de la vida, llegó a esta ciudad a establecerse y a formar una familia
Por más de 30 años, René, mejor conocido como “Chacho”, se dedicó al negocio de la comida rápida en su “Chacho-móvil”, que era una camioneta en la que ofertaba distintos productos a sus clientes, o, mejor dicho, amigos, como a él le gusta llamarlos.
Chacho les ofrecía una lista de platillos tan surtida y variada como la extensión territorial de la ciudad, pero en la que siempre destacaron sus tortas estilo zacatecano, hasta que, lo que parecía ser un día cualquiera, se convirtió en una auténtica tragedia.
El 20 de julio del 2023, mientras compraba los suministros para el siguiente día de trabajo dentro de una carnicería local, en la avenida Ejército Nacional, le avisaron que su camión se estaba incendiando.
Pese a la premura de su actuación, en realidad no había nada que hacer para salvar su vehículo, que estaba lleno de líquidos inflamables como aceite, desengrasantes, y un tanque de gas butano, que provocaron que el incendio, en tan solo unos segundos, terminara en pérdida total.
En esos giros crueles y sin sentido de la vida, “Chacho” perdió una parte importante de su patrimonio y el sustento con el que por más de tres décadas proveyó lo más elemental a su familia.
Cuenta que la tristeza se apoderó de su mente. Perder su “Chacho-móvil” fue un duro golpe para él y su familia, maldijo a la vida y al destino, pero en su diccionario, las palabras “rendirse” y “quedarse quieto”, brillan por su ausencia, y a sus 60 años, asegura que tiene la experiencia y la energía para trabajar como cuando era más joven.
La viva imagen de un “mil usos”
Al igual que muchos juarenses, René vio la luz por primera vez en otro cielo y, por circunstancias de la vida, llegó a esta ciudad a establecerse y a formar una familia.
Nacido en el estado de Zacatecas, pero formado en lugares como la Ciudad de México, Guadalajara y hasta Santa Mónica, California, el éxodo de “Chacho” llegó a su fin tras los hechos sucedidos el 19 de septiembre de 1985, cuando un terremoto arrasó con gran parte de la capital del país.
Fue entonces que decidió tomar un viaje sin pasaje retorno hasta Ciudad Juárez, donde ha vivido por más de 40 años, junto con su esposa, sus hijos, que ya cuentan con carrera universitaria y le han dado hasta nietos.
Asegura que esta ciudad le ha proporcionado de todo y que ha sido el lugar más benevolente que encontró en su vida. Sin embargo, hay algo que ni la hospitalidad de los juarenses pueden resolver y es que reconoce que se siente rebasado por el avance tecnológico en el que se ha envuelto la sociedad.
A sus 60 años, ha empezado a entender un poco de redes sociales y del mundo de la computación, pero señala que ya se ha quedado muy atrás y que no ha podido adaptarse a las nuevas tecnologías.
Incluso, para esta entrevista, pidió una condición muy poco usual en los tiempos de redes sociales, y es que no quiere que su rostro sea grabado en video o en fotografías.
Desde hace un buen tiempo, comparte que ha buscado tener un perfil bajo, lo más alejado de las cámaras, y que prefiere tener contacto directo con las personas. Al hablar sobre este punto, recuerda aquellos tiempos en los que compartía tardes con sus amigos dentro de su “Chacho-móvil”.
No era un simple lugar en el que vendía alimentos a las personas, sino que para él, era como una segunda familia en la que solamente la comida era un simple pretexto para hablar de todo tipo de temas y cuestiones de la vida.
Incluso cuenta que uno de sus amigos más queridos, el “Inge Enrique”, señala que cada que tenía ganas de platicar, y degustar una deliciosa torta, solía mencionar la frase “ahí le caemos al filósofo de las tortas”.
Y es que el “Chacho” tiene historias para contar de amontones. Antes de dedicarse de lleno al mundo de la cocina, incursionó en distintos negocios a lo largo de todo México y hasta partes de los Estados Unidos.
La profesión a la que dedicó miles de historia de estudio, fue la fisioterapia, rama médica que ejerció durante algunos años trabajando de manera independiente para algunas de las personas más influyentes de la ciudad.
También incursionó como vendedor para el sector industrial, en distintas empresas gaseras y de acero. Además, por si le faltara algo, aprendió un poco del oficio que realizan los limpiadores de alberca.
Sin embargo, su principal fuerte siempre ha sido la elaboración de alimentos. Señala que su familia arrastra una tradición muy importante de torteros, por lo que ha tomado influencias de la torta zacatecana, pero también de la Ciudad de México y Torreón, para lograr una combinación única digna de maravillar el paladar exigente de los juarenses.
Agrega que en su experiencia cocinando dentro de la ciudad, le ha tocado ser parte de la evolución que ha experimentado la cocina juarense con la llegada de distintos migrantes del interior del país.
Comparte que la cocina juarense es la combinación de los mejores sabores de cocinas como la de Torreón, Aguascalientes, Zacatecas y Oaxaca, que crean una combinación muy única: muy juarense.
Para René, le parece una completa injusticia que lo primero que las empresas le preguntan cuando pide trabajo, es su edad y no la experiencia que tiene o las habilidades que puede aportar al trabajo.
Sobran las ganas y la experiencia
Chacho se describe como una persona muy trabajadora y que ha logrado todo lo que tiene gracias al fruto de su esfuerzo.
Relata que, en las mejores épocas, llegó a tener hasta tres “Chacho-móviles” que se repartían la ciudad, pero por culpa de la violencia, se vio forzado a tener que quedarse únicamente con uno y tras la tragedia del incendio, no pudo revivir el negocio.
Ocasionalmente señala que sale con una hielera llena de burritos y que los vende en aquellos lugares donde se ponía con su “Chacho-móvil” y que logra toparse a algunos de sus amigos que lo acompañaron a lo largo de los años, pero no es lo mismo.
Lamenta que a veces le da nostalgia y le gustaría regresar a aquellos tiempos, pero su poder de adquisición no es tan elevado y tiene que buscar sustento para él y su esposa, por lo que sale a buscar trabajo en donde puede.
Salvo algunos empleos ocasionales, resalta que no ha logrado encontrar la estabilidad que tanto desea. Por lo que hace el llamado a la ciudadanía a que, si están en búsqueda de un buen cocinero, no duden en llamarlo.
Además, el sueño de la resurrección del “Chacho-móvil” permanece dormido en búsqueda de inversionistas interesados en regresar la auténtica sazón zacatecana a las calles de Juárez, o bien, alguna persona que desee vender un camión de food truck.
“Soy un hombre trabajador, puedo hablar por mí porque soy una persona cabal, honesta, que no tiene ningún problema en entablar alguna conversación para volver a reiniciar en este mundo de la gastronomía. Estamos en la mejor disposición y abierto a las ofertas que puedan suceder”, concluyó “Chacho”.
Con un apretón fuerte de mano y una sonrisa en el rostro, el filósofo de las tortas se despide con la esperanza de que algún día, volverá a ofrecer lo mejor de su cocina a los paladares juarenses que tanto le han dado a él y a su familia.