La historia de la “estátua humana”, un juarense que desafía al calor y a su destino
Para Crescencio, es gratificante que los turistas se lleven un recuerdo con él. A tres años de cumplir 62, planea retirarse para abrir una menudería
Crescencio Saucedo, originario de Coahuila, ha vivido en Ciudad Juárez por más de 40 años. Tras enfrentar su primer desempleo y desesperado por encontrar una fuente de ingresos, surgió la idea de disfrazarse como estatua revolucionaria para que la gente se fotografiara con él.
Desde hace más de 8 años, Crescencio se ubica ocasionalmente en la calle Segunda de Ugarte, en la zona Centro, de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. Allí, monta un set con diversos equipos para las fotos.
El hombre, quien vive cerca de las letras “Lee la Biblia” en el Cerro Bola, tarda entre 20 y 30 minutos en alistarse. Utiliza pintura decorativa y menciona que al principio le resultaba difícil quitarla, pero con el tiempo ha adquirido experiencia, y ahora, no queda ningún tipo de secuela.
Cada año, participa en diferentes recaudaciones con el objetivo de ayudar a los más necesitados, además de que piensa que es una oportunidad para darse a conocer más.
Además de trabajar como estatua, uno de sus grandes talentos es el canto. Menciona que los lunes y jueves se presenta en un bar de la avenida 16 de Septiembre, donde se gana aún más el cariño de los juarenses.
Para “Chencho”, el desafío más grande que presenta en esta temporada es el calor, que le impide mantenerse totalmente inmovilizado. Sin embargo, con los años también ha aprendido a confrontarlo.
Para Crescencio, es gratificante que los turistas se lleven un recuerdo con él. A tres años de cumplir 62, planea retirarse para abrir una menudería, un sueño que ha tenido desde hace años.
Espera ansioso el día en que pueda abrir su negocio, pues ha sido una meta que desea alcanzar. Dice que, para la edad que tiene, dentro de poco se le dificultará aún más poder realizar ese oficio, por lo que es mejor tener algo seguro con lo que pueda sustentarse durante sus últimos años de vida.