Marcos Duarte, un juarense con el arte en las venas
Actor, improvisador, locutor, cantante, titiritero y realiza doblajes de videojuegos. También imparte talleres de activación vivencial e improvisación
Marcos Duarte es un artista que ha dedicado años a su preparación, lo que le ha permitido alcanzar sus metas. Es actor, improvisador, locutor, cantante, titiritero y realiza doblajes de videojuegos. También imparte talleres de actuación vivencial e improvisación. ¡Y todo lo que se acumule!
Juárez Digital (JD): ¿Cómo empezaste en la actuación?
Marcos Duarte (MD): Soy originario de Ciudad Juárez, Chihuahua. Tengo 25 años de carrera artística. Me fui a la Ciudad de México a los 21 años en un grupo musical llamado “Los Mulatos”, donde cantábamos Norteño Banda. Durante mi estancia en la CDMX, estudié actuación en la academia de Patricia Reyes Espíndola y me especialicé en el Método Strasberg con la maestra Natalia Traven.
JD: ¿Por qué decidiste ser actor?
MD: Mi mamá, Nora Duarte, estudió en la ANDA aquí en Ciudad Juárez, donde recibió clases de activación con el maestro César Cabrera y la maestra, ahora directora de teatro, Luli Rede, entre otros. Yo en ese momento tenía como 4 años y participé como el niño del tambor en una pastorela.
Desde entonces me encantaba hacer reír a quien se dejara. Sin embargo, en ese tiempo no había mucho en Juárez hasta que tuve la oportunidad de estar en un grupo llamado Hipp Jazz, dirigido por Mario García y Salvador Barrios. En 1999 tuve la oportunidad de irme a la CDMX a trabajar como cantante y estudiar actuación.
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Creo que soy artista, no solo actor; los artistas le hacemos a todo mientras se trate de crear. Decidí que mi aproximación al arte sería a través de la activación, por la facilidad de interpretar personajes variados. Esto también lo veo en la improvisación y en el doblaje. Afortunadamente, el cantar me dio habilidades vocales para imitar voces y crear sonidos, así que de eso me aproveché, además de la agilidad corporal para construir personajes. Por ahí, en los bajos mundos, tengo el mote de “El Camaleón Duarte”. Jajajaja.
JD: ¿Cómo influyó crecer en Ciudad Juárez en tu visión del teatro y el cine?
MD: La neta, crecí en el barrio; soy de la Bellavista, y en mi niñez fue una de las colonias más peligrosas de Juárez.
Jugué mucho en la calle y conocí a mucha gente de todo tipo. No me daba miedo hacer el ridículo, y para evitar que me partieran la madre en alguna pelea, hacía reír a los demás para que no me golpearan. Usé mis habilidades para el público por supervivencia, y los batos me defendían. Jajaja.
El cine también era un lugar que frecuentaba con mis amigos. Nos preguntábamos cómo sería hacer una película. Recabábamos cada película que veíamos; así éramos los “Cazafantasmas”, “La Guerra de las Galaxias”, “E.T.” (andábamos en bicis) y “Volver al Futuro” (el Delorean era de cartón). Con mis primos jugaba a “El Santo contra las momias de Guanajuato” y “Calimán”. Solo jugando desarrollé mi imaginación.
Después entendí que eso era arte, que era actuar. Así que mi acercamiento al teatro y al cine fue jugando, y eso trato de transmitir a mis alumnos de activación.
La activación no se trata de actuar; se trata de ser, de sentir y de crear una realidad ficticia lo más verosímil posible.
JD: ¿Qué tan desafiante ha sido abrirte camino como actor desde Ciudad Juárez?
MD: Juárez es una ciudad con gente muy talentosa y pocas oportunidades. Al ser una ciudad de paso, la cultura se dispersa, y terminamos yendo a buscar esos escenarios en otros países o ciudades, como lo hicieron Joaquín Cosio y Perla de la Rosa.
Actualmente, creo que la escena artística está resurgiendo después de nuestro pasado oscuro como una de las ciudades más peligrosas del mundo. Esto se debe a las compañías de teatro, la escena de Standup, Público Difícil, las escuelas de cine como “Two Hearts Films” con Oliver Granillo, “Kinemática” dirigida por Gilberto Mauricio.
Los festivales de cine, como “Oculto” de Cabe Tejeda, “El Bazar Otaku” de Cuauhtémoc Guerrero, y la escena en crecimiento de la Impro como formato teatral deportivo, que me atrevo a decir que iniciamos Antonio Zacruz y yo, formando las primeras generaciones de improvisadores.
La Impro se está viendo cada vez más en la escena con figuras como Cuauhtémoc Guerrero, Ralph Wong, Aaron Alonzo, Osvaldo Esparza, Mayra Mejía, Angélica Martino, entre otros.
Sin olvidar a los pintores, bailarines, cantantes y artistas juarenses. Para mí fue desafiante, pero el resultado es este crecimiento de la escena en Juárez.
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JD: ¿Qué papel te gustaría interpretar que sientas que representa o conecta con la cultura de Ciudad Juárez?
MD: Me encantaría interpretar a Tin Tan, pero siento que ya estoy muy ruco para el pachuco. Aunque imito a Juanga de vez en cuando (en su etapa de más cachetón).
JD: ¿Qué consejo le darías a los jóvenes actores de tu ciudad que están buscando abrirse paso en la industria?
MD: No sé si consejo, pero lo pueden tomar como quieran. Estudien, lean, prepárense y no se confíen; salir en un comercial o una obra de teatro no los hace actores o actrices.
Los artistas siempre estamos en constante preparación. Métanse a cuanto taller de arte puedan para estimular la creatividad, y no se conformen con esperar a que alguien los llame. Hagan sus propias producciones y aprendan de sus errores, porque no todo lo que hacemos es bueno. Si tu mamá y tu tía te aplauden, qué bueno, pero sé tu propio crítico y mejora lo que haces hasta el final.
El arte no es perfecto, pero sí perfectible. Es cierto que es subjetivo, pero también cuenta historias interesantes; aprendan a contarlas desde lo que sienten, porque las emociones crean historias.
Aprendan a respirar y sentir su respiración en el aquí y ahora (no hay nada más presente que la respiración), porque esto es de paciencia. Observen con todos los sentidos, afinen su intuición y aprendan de los errores, porque son un regalo que los hará madurar. 🎁