Armando Cabada y la importancia del cuento de ‘Pedrito y el lobo’
Texto publicado originalmente en el sitio El Pulso de Chihuahua
En 2016 el presentador de noticias Armando Cabada se postuló para la presidencia municipal de Juárez, y la gente -harta de los políticos de siempre… incluyendo al dos veces exalcalde de la ciudad, que competía otra vez por el puesto- decidieron darle a él la oportunidad de componer el rumbo de Juárez. La ciudad tiene años sufriendo el deterioro de su infraestructura y de gobiernos estatales y municipales que ignoran sus necesidades, excepto en los periodos electorales, que vienen a prometer que ahora sí Juárez va a tener lo que se merece.
Cabada ofrecía ser un candidato que estaba fuera de esas dinámicas. Él realmente quería posicionarse como aquel que iba a ver por la ciudad y sus habitantes.
‘La culpa no es mía’, dice Armando Cabada
En los primeros dos años se dieron los primeros tropezones. Su rompimiento con el gobernador Javier Corral surgió del nombramiento del secretario de Seguridad Pública Municipal Jorge González Nicolás (un reconocido elemento duartista) y acabó de cuajar con la salida de este y el nombramiento de Sergio Almaraz… exagente de González Nicolás. Durante un buen tiempo la estrategia de seguridad pública operó de forma descoordinada, y el alza en los hechos violentos lo demostró.
Armando Cabada se asumió como víctima de la escalada de violencia, eran los políticos de siempre tratando de hacer ver mal a su gobierno.
Luego fue con el proyecto Juárez Iluminado. A pesar de las negativas por el esquema opaco, las luminarias de mala calidad y una deuda enorme, él defendía su proyecto. En aquel entonces acusó a personas “con intereses oscuros” de estar operando en contra del proyecto de alumbrado.
Recientemente, con el impulso de la revocación de mandato en su contra, Armando Cabada ha vuelto a usar la vieja y confiable excusa de que hay intereses políticos. La excusa de ser víctima de golpeteo político la ha utilizado tantas veces que hasta existen páginas de Facebook con ese nombre que se dedican a burlarse él. Siempre que hay críticas o acusaciones en su contra es porque hay un complot, una conspiración en su contra que solo busca dañarlo en su imagen.
No es el hecho de que el Gobierno municipal esté regalándole contratos de publicidad a la televisora de su familia. Fue ahí donde él aprovechó para anunciar su intención por ir por la alcaldía de Juárez.
No es porque la empresa Don Boletón (también de la familia) se haya convertido en una especie de monopolio en los espectáculos locales, donde o te mochas o no operas.
No es porque las fiestas del Grito y la Feria se hagan desviando recursos del DIF y se privilegie el circo por encima del bienestar.
Vamos, la culpa nunca es de Cabada.
Los picos y las palas
En marzo de este año, el alcalde siempre víctima de los políticos que lo quieren hacer quedar mal se aventó una conspiración todavía mejor: las malas condiciones del pavimento de la ciudad no eran porque los trabajos de bacheo estuvieran mal hechos, eran porque la gente estaba saliendo a la calle con picos y palas para hacerlos y que él se viera mal.
No hablemos del nivel de coordinación y la cantidad de personas que se necesitan para poder ejecutar una maniobra de este tamaño, ni del hecho de que una operación así no podría haber estado oculta por mucho tiempo antes de que alguien se diera cuenta y tuviera evidencia. El hecho es que la gente no va a dañar la infraestructura, y arriesgar sus automóviles, solo para dañar la imagen de un político.
Veámoslo por otro lado: si los habitantes que gobiernas están dispuestos a acabar con las calles para hacerte quedar mal, es una mala señal, ¿no?
‘Sabemos quiénes son… y ya’
En cada ocasión que acusa que hay manipulación detrás de un movimiento en su contra el esquema es el mismo: dice que existen (pero nunca dicen quiénes son), dice que tiene evidencia (que nunca presenta) y dice que va a proceder contra ellos (cosas que, a la fecha, en ninguno de los casos ha ocurrido).
Esa táctica de hablar de un enemigo invisible le sirve porque no lo compromete a demostrar nada o si quiera a denunciar.
Armando Cabada podrá armarse todas las películas de conspiración que quiera, pero la destrucción de las calles es un delito federal. El artículo 222 del Código Nacional de Procedimientos Penales obliga a los servidores públicos a denunciar inmediatamente. Entonces, ¿por qué no lo ha hecho?
‘¡Ahí viene el lobo!’
La fábula de “Pedrito y el lobo” advierte sobre los peligros de decir mentiras. Tarde o temprano nadie te va a creer, aunque estés diciendo la verdad.
¿Cuántas veces los ciudadanos de Juárez van a caer en la distracción del golpeteo político? ¿Cuántos de ellos en algún momento le creyeron y ahora están dispuestos a firmar a favor de revocarle su mandato? ¿Puede alguien así pensar en competir por la gubernatura en 2021? Ciertamente él cree que sí, no en balde el Canal 44 puso su sucursal en la capital del estado, con la intención de posicionarlo.
Vale la pena preguntar, ¿si el alcalde tiene casi 4 años batallando y fracasando contra supuestos enemigos locales, podrá hacer algo mejor que victimizarse a nivel estatal?