¡Cállese, ciudadano Presidente!
Aún recuerdo cuando en aquella disputada elección federal de 2006, el entonces candidato opositor, Andrés Manuel López Obrador, descalificaba a las que él consideraba inoportunas intervenciones desde el poder para beneficiar al candidato del partido en el gobierno.
Era así que desde su legítimo punto de vista y del de sus seguidores, el Presidente Vicente Fox ponía en riesgo a la democracia al evidenciar su deseo de perpetuar en el poder al candidato de su partido, Felipe Calderón.
El uso de frases alusivas a “seguir por el mismo camino” en sus spots gubernamentales, era algo que sencillamente no podía tolerar la oposición. Se trataba entonces, del pleno uso de la comunicación gubernamental, para de alguna forma, implantar en la mente del colectivo, de que era necesario continuar con el gobierno denominado “del cambio”.
Todo esto viene a colación, porque hoy día vemos al Presidente de México en el mismo papel que él tanto criticó. El periodo electoral federal comenzó hace algunos días, y entre las acusaciones de Emilio Lozoya, los plantones en CDMX, la rifa del avión y la consulta para enjuiciar a los ex presidentes, López Obrador ha aprovechado cada escenario para polarizar más a la sociedad.
Con el eterno discurso de que quien se opone a él, o al menos lo cuestiona, ya pertenece a una conservadora y enemiga de México, López Obrador pone en riesgo a la democracia. Olvida por completo el papel de estadista y recurre al espectáculo mediático cuando las cosas no salen como él quiere.
El rotundo fracaso en el manejo de la pandemia, la nula estrategia en materia de seguridad y la pésima política económica parecen pasar a segunda mano, cuando se trata de señalar a quienes él considera adversarios.
Ni más ni menos, el caso de la Presa de La Boquilla en nuestro estado, es un ejemplo claro de que el Presidente no tiene ánimo ni disposición de entablar el diálogo. Para él, se trata de un botín político que quiere aprovechar la oposición.
En próximo días la Suprema Corte de Justicia de la Nación habrá de declarar si la consulta para enjuiciar a los ex presidentes procede o no. Es evidente que no procederá, pues jurídicamente es inviable. Si el Presidente aprovecha para arremeter contra el Poder Judicial nuevamente, sólo agitará más al país de millones de habitantes deseosos de un cambio.
Un estallido social no conviene en estos momentos, y la actitud del Presidente simplemente no sirve, de hecho empeora las cosas. ¿Qué sería de un opositor que hoy emulara a López Obrador y le dirigiera un “cállate chachalaca” como él lo hizo a Fox en su momento?
Con respeto lo menciono; si no va a aportar a las soluciones que exige el país de su gobierno, y sólo nos va a polarizar más, entonces cállese, ciudadano Presidente.