Fronterizos sufren crisis económica por cierre de puentes internacionales.
La vendedora ambulante Patricia Ramírez mira la línea autos a lo largo de la Avenida Juárez y se lamenta. Lo que antes eran varios carriles, hoy es apenas una línea cada vez más delgada.
Patricia tiene cuatro meses de embarazo y espera su segundo hijo. Vende dulces y chicles, tapabocas y hasta banderas de México a las personas que esperan en la línea para cruzar “al otro lado”. Menos autos significan menos ganancias. Sus ventas han bajado en un 70 por ciento, dijo.
La frontera entre Estados Unidos y México (al igual que la frontera con Canadá) ha estado cerrada a cruces ‘no esenciales’ desde que empezó la pandemia hace seis meses y la economía de las comunidades en ambos lados de la frontera han sentido los efectos.
Ramírez dijo que entiende qué las restricciones existen como medida para contener contagios de covid-19, pero que no entiende por qué solo son los compradores mexicanos quienes tienen prohibido cruzar.
“Todos dicen que vienen a ver al dentista, o a recoger medicinas, pero los ves en bares, restaurantes, o de compras. No creo que eso esté bien”, dijo.
Desde que el cierre parcial de la frontera que comenzó el 18 de marzo, las ventas se han desplomado.
Solo en El Paso, los compradores mexicanos generalmente representan del 10 al 15 por ciento de las ventas minoristas, según una investigación del Banco de la Reserva Federal de Dallas. Durante los últimos seis meses, la ciudad ha perdido un estimado de $100 millones en ventas minoristas, dijo Tom Fullerton, catedrático del Departamento de Economía y Finanzas de la Universidad de Texas en El Paso y advirtió: “Si la política actual de tiempos de espera prolongados (para cruzar de México a Estados Unidos) permanece vigente hasta diciembre, las pérdidas comerciales en este lado de la frontera serán aún más grandes”.
Los gobiernos de Estados Unidos y México consideran el tráfico comercial (los bienes para ayudar a impulsar las economías de ambas naciones) como “esenciales”, por lo tanto se permite que crucen la frontera. También es permitido cruzar para atenderse la salud o por medicamentos. El turismo y los viajes de recreación —incluidas la compras en centros comerciales— son considerados “no esenciales” y están prohibidos para los mexicanos residentes de ciudades fronterizas.