
Pareja revive a seres queridos con obras de arte
Cada retrato es una historia, un homenaje, una reunión imposible hecha a través del arte, personas que no alcanzaron a tomarse una foto juntos, mascotas que dejaron una huella en el corazón de sus dueños y de abrazos que no se pudieron dar
María Ramírez e Irving Becerra han unido más que sus vidas, han fusionado su talento y sensibilidad para dar vida a Trazos, un proyecto que va más allá de retratar rostros. Lo que comenzó en 2022 como un pasatiempo, se volvió una vocación: crear retratos que unen a las personas cuando ya no están en vida.

María Elena es maestra de primaria y la mente creativa detrás de los retratos. Ella es quien se encarga de dibujar, fusionar fotografías y cuidar cada detalle para que la imagen final transmita la esencia de quienes aparecen en ella. Irving por su parte, también es maestro y se encarga de fabricar los marcos de madera, escribir las dedicatorias a mano y documentar el proceso con emotivos videos.

“El propósito siempre ha sido brindar consuelo”, comentan. Cada retrato es una historia, un homenaje, una reunión imposible hecha a través del arte, personas que no alcanzaron a tomarse una foto juntos, mascotas que dejaron una huella en el corazón de sus dueños y de abrazos que no se pudieron dar.

El proceso es detallado y lleno de empatía, sus clientes envían las fotos, dan las indicaciones que desean, como los fondos, como quieren ver reunidos a sus seres queridos, y en algunas veces piden cambiar expresiones, ropa o posiciones para lograr un mejor impacto en la imagen y sea más real. En algunas ocasiones han restaurado fotos dañadas o se encargan de unir piezas de algún recuerdo.
Aunque su principal enfoque son los retratos de personas, recientemente se han sumado a una colección muy especial, tratándose de retratos de animales rescatados en la frontera, de las cuales sus historias son compartidas por los rescatistas juarenses.

La técnica principal es el dibujo con lápices de colores, aunque también manejan colores pasteles secos, grafito y carboncillo, cada una de las obras es única, hecha a mano con dedicación y amor. Los retos no han sido pocos, para Irving quien tuvo que aprender a cortar vidrio y trabajar con madera, hasta iniciar en la caligrafía para escribir las dedicatorias. María por su parte, ha ido perfeccionando nuevas técnicas artísticas y materiales.

“Nos enorgullecemos de ahora formar parte de esta comunidad y agradecemos el amor con el que han recibido a Trazos”, comentan María e Irving para Juárez Digital.

