Marco y su icónica agua de cacao en el Bazar del Monu

Actualmente, Marco, junto con otros expositores y organizadores del bazar, busca que este espacio esté mejor regulado, con la intención de hacerlo un lugar más digno para todos

En el bazar del Monu, los expositores van y vienen. Algunos duran unas semanas, otros meses, y son pocos los que logran mantener su emprendimiento por años. Uno de esos casos es el de Marco, quien desde hace tres años acude todos los domingos a este espacio.

Acompañado de sus tres perros, un ukelele y sus aguas artesanales, Marco ha logrado captar la atención de los visitantes y convertirse en uno de los expositores favoritos del bazar. Aunque al principio acudía para vender sus cuadros, con el tiempo fue sumando a su oferta agua de cacao y de limón con piloncillo, productos que hoy son de los más populares entre quienes recorren el Monu.

Para Marco, la magia del bazar radica en las dinámicas que se generan entre los expositores y el público, quienes usan este lugar histórico como un espacio para expresarse, ya sea mediante el arte o la protesta. “El Monu tiene esa característica y cualidad de que va la gente a mostrar lo que tiene, a hacer negocio con cosas muy particulares, con características muy distintas a cualquier producto”, comenta.

El mantener un producto que gusta y el ambiente único que se vive cada domingo son, para él, motivos suficientes para seguir. “Más que nada es la experiencia de cada domingo, porque se topa gente uno muy particular, muy distinta, y se vuelve una experiencia”, comparte.

Actualmente, Marco, junto con otros expositores y organizadores del bazar, busca que este espacio esté mejor regulado, con la intención de hacerlo un lugar más digno para todos.