Renunció a ser enfermera para convertirse en “ángel” perruno
Miriam Murillo dedica sus días a cuidar a 222 perros que llegaron a “Lomitos Callejeros”, el albergue que creó para protegerlos y ofrecerles una mejor vida
Blanca Elizabeth Carmona | julio 3, 2025
Miriam Murillo Rubio dejó su profesión de enfermera para dedicarse a cuidar decenas de perros. Su amor por los peludos de cuatro patas, la ha llevado a dedicar su vida a ellos.
Actualmente cuida y protege a 222 perros en su refugio “Lomitos Callejeros” y proporciona alimento a otro nueve que llegan a diario al exterior de este albergue canino, ubicado en la calle Francisco Portillo número 627 casi en el cruce con la avenida De los Aztecas, al poniente de Ciudad Juárez.
Cada día, Miriam inicia labores a las 5:00 de la mañana. Lo primero es preparar 20 kilos de arroz que luego mezcla con 50 kilos de croquetas para ofrecer el desayuno a sus mascotas, quienes han llegado a su vida de diversas formas, al encontrarlos deambulando en la calle, tirados entre basura o llevados por algún amigo o conocido. Otros fueron abandonados afuera del refugio, incluso dentro del tambo de basura, o bien, cuando Miriam va por ellos tras leer alguna publicación en redes sociales, donde se reporta una emergencia.
Muchos de los animales son rescatados enfermos, lesionados o llenos de garrapatas y de los padecimientos que traen estos ácaros.

De 30 para arriba
“Soy rescatista desde el 2008. Bueno, toda mi vida he tenido perros en mi casa, lo mínimo que he tenido son 30 perros siempre. Yo soy enfermera y camino de mi casa al trabajo, me encontraba uno y decía, bueno me lo voy a llevar, al cabo sí puedo sustentarlo. En ese entonces, pues tenía la posibilidad económica para ayudarlos a algunos. Entonces fui agarrando uno, fui agarrando otro, fui agarrando otro, pues total, que llegó la cuenta de 50 y dije ‘sí los puedo todavía sustentar a los 50’. Pero ya me sobrepasé el límite, ya 222, ya no se puede sustentar con un sueldo de ningún trabajo”, dice Miriam.
La decisión de ser rescatista de perros surgió al ver en situación de calle, abandonados, a decenas de perros. Pero también por el infinito amor que profesa hacía los perros, al grado de sentirse muy identificada con ellos, incluso más que con las personas, agrega.
“Ellos (los perros) son la mejor terapia que pueda haber. Estás triste y ellos te consuelan mucho, Te sientes deprimida y ellos están contigo cuando tú más lo necesitas, mejor que la familia. Con ellos puedes platicar, les puedes confiar todas tus cosas y ellos no lo van a decir más delante y la familia sí; tú le puedes platicar a una persona ‘es que me siento así’, ya cuando menos pienses, ya lo platicó a una persona, y ellos no. Es un amor incondicional el de ellos”, señala convencida.
Ya no quieren que reciba más perros
Miriam, de 52 años de edad, vive en ese albergue, durante el día recoge excremento, lava los pisos, pone agua fresca, prepara más alimento, acude varias veces al veterinario y si le avisan que se requiere un rescate, busca la forma de generar un nuevo espacio, aunque está consciente que ya no cabe otro can y también sabe que los vecinos ya empiezan a quejarse y la persona que le facilitó esa casa le solicitó que no reciba más perros.
Esta rescatista bautiza a cada una de las mascotas y sabe de memoria qué le ha sucedido… su historia.
Tiene varios perros de raza, como pug, chihuahuas, husky, pastor alemán, pit bull, bull terrier y labradores, así como perros mestizos. A todos los quiere igual, les dedica tiempo, habla con ellos, los regaña, juega y está al pendiente de su salud.
“Pepo”, un viejo pastor al que Miriam llama cariñosamente “Hippy Hediondo”, porque cada vez que lo quiere bañar o cepillarle el pelo, sale corriendo y es todo un reto darle alcance, es quien le ha robado el corazón.

El amor y la compañía de los perrhijos
Miriam se separó hace seis años de su pareja porque no entendía su vocación de rescatar y cuidar perros. Con el paso del tiempo, los hijos, ahora de 29 y 24 años de edad, respectivamente, han entendido y aceptado su vocación. Ella afirma que no se siente sola, esta acompañada de sus perrhijos.
“Ellos (los perros) te agradecen más que el ser humano. Es el ser más agradecido que hay, que las personas. Yo soy de las personas, discúlpeme por favor, yo soy de las personas que veo que una persona adulta está sufriendo, yo prefiero ayudarlo a él (perro) que ayudar al adulto. Porque él me va a agradecer y el adulto, el humano no me va a agradecer”, asegura.

Miriam tiene vigente un programa de adopción, anhela que cada peludo encuentre un hogar donde reciba cuidado y amor. Sin embargo, tiene varios requisitos, entre estos que la casa sea propia, que el inmueble cuente con barda o barandal; también pide que si el perro es pequeño, viva al interior de la vivienda; al momento de que sea recogido el perro, solicita un comprobante de domicilio e identificación, y que la persona se comprometa a permitir un seguimiento para que ella pueda confirmar que la mascota va a estar en buenas condiciones.
En Facebook, Miriam Murillo puede ser encontraba bajo ese nombre o como su refugio “Lomitos Callejeros”.
Para sostener el refugio, Miriam realiza rifas, además de que vende ropa y objetos que recibe en donación. Actualmente, se requieren donaciones en especie, como croquetas y alimento húmedo, artículos de limpieza, la esterilización y vacunas para perros y gatos.

“Lomitos Callejeros” está registrado ante la Dirección de Atención y Bienestar Animal (DABA), pero no recibe apoyo gubernamental.
En el padrón de Asociaciones Protectoras de Animales y Rescatistas Independientes de Juárez de DABA, están inscritas 23 personas y siete albergues, informó DABA en respuesta a una solicitud de información vía transparencia con folio número 080155925000185.

