Viviendas abandonadas en la ciudad; un fuerte problema de inseguridad que va al alza.
Hay un paisaje común en las zonas periféricas de Ciudad Juárez: tierras robadas al desierto regadas de casas populares prefabricadas. Muchas de ellas están vacías, sin puertas ni ventanas. Aquí se las conoce como tapias. El INEGI detalló que hay 130,000 viviendas deshabitadas, es decir, que una cada cuatro casas en Ciudad Juárez está vacía.
La mayoría de las tapias se concentran en zonas residenciales en el suroriente de la ciudad, en vecindarios nuevos y de bajo costo, creados como barrio para los trabajadores de las muchas maquiladoras de la ciudad.
Un grave problema que ocasionan las tapias es la inseguridad. Ciudad Juárez ya no es la ciudad más violenta del mundo, tal como era considerada entre 2008 y 2011, cuando era la capital mundial de homicidios. Sin embargo, los vecindarios periféricos siguen siendo territorios peligrosos, con poca presencia de las fuerzas de seguridad. Los vecinos cuentan que las tapias son usadas para el consumo y la venta de drogas, así como refugios durante secuestros.
Además, existe el llamado ‘paracaidismo’: la ocupación ilegal de estas casas por parte de jóvenes o de familias pobres que una vez instalados se conectan ilegalmente a la red eléctrica.
Juárez se convirtió en una mina de oro para las constructoras. Encontraron terrenos desérticos, y empezaron a construir casas rápidamente. Fraccionamientos completos son terminados en cuestión de meses. Pero el crecimiento inmobiliario no viene acompañado por una presencia de las autoridades locales, las colonias no tienen buenas conexiones de transporte público u otros servicios como hospitales y escuelas de todos los niveles. Lo anterior, propiciando el analfabetismo, delincuencia, embarazo adolescente, entre muchos otros factores que ponen a los residentes como sujetos en situación de vulnerabilidad.