A un año de la masacre de El Paso, la herida sigue abierta
La mañana del 3 de agosto de 2019 una noticia cimbró a la frontera de Juárez-El Paso: un tiroteo en el Walmart cercano a la zona de Cielo Vista dejó 23 muertos y 23 heridos, en su mayoría latinos y juarenses que realizaban sus compras del otro lado de la frontera como cualquier otro sábado. El responsable de la masacre de El Paso era Patrick Crusius, un joven de 21 años con creencias antiinmigrantes y de supremacía blanca.
“Quería matar a tantos mexicanos como fuera posible”, confesó.
La comunidad vio con horror las imágenes. El hashtag #ElPasoStrong inundó las redes.
Escuchar de víctimas en tiroteos es una cosa de todos los días del lado mexicano, pero no en El Paso. Por una vez, los ojos se centraron en un hecho violento ocurrido en una de las ciudades más seguras de EU. Quizá la diferencia más grande entre México y Estados Unidos es que el autor de la masacre fue detenido, y a la fecha sigue su juicio.
El Walmart cerró por unos meses, y una vez reabierto develó un monumento en memoria de las víctimas. También endureció los requisitos para venta de armas. Eso no ha evitado que en lo que va de 2020 hayan ocurrido otros 322 tiroteos masivos, que en total han dejado 284 muertos y mil 411 heridos en Estados Unidos.
Vigilias y actos encaminados a protestar de forma pacífica se organizaron en aquel entonces y se repitieron al año siguiente. Se habló del peligro de que la retórica racista siga sin control. Se habló de terrorismo doméstico. A un año de todo eso, Estados Unidos vive uno de sus momentos más delicados en materia de derechos civiles. La brutalidad policiaca en contra de las minorías quedó a la vista de todos con el caso de George Floyd.
A la fecha Donald Trump sigue insistiendo en el tema del muro para mantener alejados a los supuestos violadores y asesinos, y sus tuits atacando a los mexicanos no han dejado de estar ahí, pero el presidente de México insiste en que se ha recibido un trato respetuoso de los vecinos del norte.
Del otro lado de la frontera, los hechos del 3 de agosto destruyeron familias. Familias que tuvieron la mala fortuna de estar en el lugar y el momento equivocado… que irónicamente murieron en el lugar donde, asumían, no tenían por qué preocuparse de las balas.
A un año de la masacre de El Paso, todavía no hay sentencia. A un año de la masacre de El Paso, todavía hay tiroteos. A un año de la masacre de El Paso, el racismo que permitió que esto ocurriera sigue ahí. Mientras no haya un interés de erradicar las causas de este hecho, la historia volverá a repetirse. La herida va a seguir abierta.
A un año de la masacre de El Paso, Estados Unidos tiene que reflexionar sobre su identidad y su futuro.