Padre de una pequeña y viviendo con su pareja, Alberto termina su jornada hasta las 7 de la tarde, cuando logra vender todos sus productos
En la intersección de Vicente Guerrero y Lago de Pátzcuaro, Alberto, un joven juarense de 22 años, ofrece deliciosos tamales oaxaqueños y de elote, favoritos entre los habitantes de la ciudad.
Desde hace cuatro años, Alberto llega a este punto a las 7 de la mañana, sin importar las condiciones climáticas.
“Esta semana amanecimos a -8 grados, pero no podía faltar. Tengo una familia que alimentar”, comenta en entrevista con Juárez Digital.
Padre de una pequeña y viviendo con su pareja, Alberto termina su jornada hasta las 7 de la tarde, cuando logra vender todos sus productos. A pesar de las largas horas de trabajo, mantiene la esperanza de un futuro mejor.
“Me gustaría seguir estudiando, aunque también quiero emprender más. Quisiera vender otras cosas para lograr estabilidad económica y que a mi familia no le falte nada. Creo que todos buscamos eso”, comparte con ilusión.
Con esfuerzo y dedicación, este joven se ha ganado el cariño de su comunidad, demostrando que los sueños siempre pueden mantenerse vivos.