“No importa que esté nevando, tengo que llevar de comer a casa”
“Si no trabajo, es difícil llevar comida al lugar donde vivo”
Frank Arias, migrante originario de El Salvador, llegó a la frontera hace poco más de un mes con la esperanza de construir un mejor futuro. Sin embargo, su travesía hacia Ciudad Juárez ha estado marcada por desafíos que pocos logran superar.
El viaje de Frank comenzó con un recorrido de más de un mes por México, trayecto en el que enfrentó situaciones extremas. Junto a otros migrantes que viajaban en caravana, fue secuestrado en un estado del país, donde permaneció privado de su libertad durante un mes y tres semanas. Durante ese tiempo, los captores exigieron 4 mil dólares por cada persona, cifra inalcanzable para la mayoría.
Tras conseguir la cantidad necesaria para ser liberado, Frank continuó su camino hacia el norte. Recorrió varios estados viajando en techos de trenes, pidiendo aventones y, en gran medida, caminando largas distancias, soportando el cansancio y las adversidades.
Hoy, Frank se encuentra en Ciudad Juárez con la esperanza de cruzar a Estados Unidos. Mientras tanto, trabaja limpiando vidrios en los semáforos cercanos al Centro Histórico. Ni siquiera las bajas temperaturas ni la nieve lo detienen.
“Si no trabajo, es difícil llevar comida al lugar donde vivo”, confiesa Frank, quien lucha día a día por sobrevivir en una ciudad desconocida y por mantener viva la esperanza de un futuro mejor.