
José perdió la vista en una tragedia y ahora lucha por sobrevivir
Por diversas circunstancias, José se vio obligado a regresar a la frontera en busca de oportunidades, pero no encontró muchas
La historia de José es impresionante, a sus 53 años, ha pasado por situaciones que nadie desearía vivir.
En 1999, José llevaba una vida común en Estados Unidos: trabajaba, convivía con conocidos y disfrutaba de sus ratos libres. Sin embargo, un día todo cambió.

Durante una reunión con amigos, el exceso de bebidas alcohólicas desató conflictos y discusiones. Al final de la noche, José decidió quedarse a dormir en el lugar donde se encontraba, sin imaginar que esa sería la última vez que vería el mundo. A la mañana siguiente, despertó en completa oscuridad: las personas con las que estaba le habían arrancado los ojos. “Fui a dormir y cuando desperté, todo estaba oscuro. Mi vida cambió por completo”, confiesa.
Por diversas circunstancias, José se vio obligado a regresar a la frontera en busca de oportunidades, pero no encontró muchas. Desde hace 25 años, ha sobrevivido vendiendo chicles en distintos cruceros de la ciudad, logrando apenas lo suficiente para pagar la renta y cubrir sus necesidades básicas. Sin embargo, hay días en los que simplemente no alcanza.
Ser invidente ha sido un desafío enorme para él. Jose confiesa que ha sufrido accidentes, burlas e incluso insultos por parte de quienes transitan por la avenida. A pesar de todo, no le queda más opción que seguir adelante. José no tiene familiares, hijos ni nadie que lo acompañe.

Hoy, pide ayuda a la comunidad. Le resulta cada vez más difícil pagar la renta del lugar donde vive y busca un cuarto accesible que le permita vivir con mayor estabilidad. “Me gustaría un lugar donde no pague tanto. Casi no me alcanza con lo que gano vendiendo chicles. Hay días muy difíciles para mí”, concluye.