Su éxito no ha sido cuestión de suerte, sino el resultado de tres principios que lo guían: perseverancia, constancia y disciplina
Hace cinco años, en plena pandemia, Alan Marín tomó una decisión que cambiaría su vida: dejar su trabajo para dedicarse por completo a su verdadera pasión, el arte. Lo que comenzó como un escape creativo mientras hacía home office, pronto se convirtió en su camino definitivo.
Desde entonces, Alan ha producido más de 1,300 cuadros, llevando su talento más allá de las fronteras de México, con envíos hasta Turquía y Colombia. Su éxito no ha sido cuestión de suerte, sino el resultado de tres principios que lo guían: perseverancia, constancia y disciplina.
“Cuando descubrí que esto era lo que realmente me hacía feliz, supe que tenía que apostar por ello”, cuenta Alan, quien hoy es un referente del arte juarense y un ejemplo de que seguir los sueños sí es posible.
Quienes deseen conocer su trabajo pueden visitarlo en Calle Monterrey #1583 o buscarlo en redes sociales como Alan Marín.