
Rescatistas municipales: 48 años entre emergencias y crisis de violencia
Este proyecto de voluntarios tomó forma en 1977
Hace casi 50 años surgió en Ciudad Juárez un proyecto altruista que buscaba solucionar una problemática que tenía en ese entonces la frontera, la cual carecía de un servicio público de atención médica prehospitalaria. Por ello, no había paramédicos ni ambulancias del gobierno de Juárez para atender las emergencias.
Este proyecto de voluntarios tomó forma en 1977, cuando se fundó el Cuerpo de Servicio Social y Rescate del Departamento de Radiopatrullas. Con el tiempo, fue creciendo y ahora es conocido como el Departamento de Rescate de Ciudad Juárez, que cumple 48 años este martes 18 de marzo de 2025.

“En ese tiempo había manifestaciones de la Liga 23 de Septiembre, en las cuales se atacaba a policías, dejándolos lesionados. Eso ocasionó que la Cruz Roja no pudiera atender a los policías heridos, lo cual generó pérdidas humanas. Entonces, el teniente Jesús Manuel Medina Morales tuvo la idea de crear el grupo para atender a policías”, explicó Juan Francisco González Alfaro, actual comandante del Departamento de Rescate.

Jesús Manuel Medina era operador de unidades de la Cruz Roja y presentó el proyecto a Fernando Motta Allen, quien era el capitán de radiopatrullas, y a Arturo Chávez, comandante de las mismas. Ellos crearon el grupo en 1975, aunque se oficializó hasta 1977, cuando el presidente municipal Manuel Quevedo Reyes autorizó la operatividad del grupo. Este comenzó a trabajar con una camioneta Ford Econoline modelo 1972, adaptada como ambulancia.

“El departamento siempre fue apoyado por voluntarios. En su momento, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez colaboró con pasantes de medicina. Empezó con personas que tenían buena fe para apoyar”, comentó González Alfaro, quien dio a conocer que actualmente el Departamento de Rescate cuenta con 50 paramédicos y 10 unidades de emergencia para atender a los juarenses.

Desde sus inicios, los elementos tenían como principal objetivo atender a policías heridos durante las protestas, pero poco a poco el servicio de ambulancias y atención médica se empezó a brindar a la ciudadanía. Así, comenzaron a formar parte de la historia de los juarenses, acompañándolos en momentos difíciles, pero también viviendo en carne propia la historia de una ciudad tan violenta como Juárez.
LA VIOLENCIA QUE MARCÓ AL DEPARTAMENTO
Para 2010, Ciudad Juárez vivía la “Guerra contra el narco”. El Departamento de Rescate ya era como el que hoy se conoce: había ambulancias, pero también radiopatrullas con las que los paramédicos atendían las emergencias. Las de alto impacto, como baleados y ataques armados, ya se abordaban de una manera diferente.
“Fueron fechas con demasiada tensión, porque la obligación era atender todas las emergencias, incluida la violencia. Se atendían los servicios con chalecos antibalas; las ambulancias tenían que ser custodiadas por Seguridad Pública, la Policía Federal, estatales o el Ejército. Entonces hubo demasiado estrés, pero nunca se paró el servicio”, platicó el comandante de Rescate.
Sin embargo, era común que, a través de la frecuencia de radio, recibieran amenazas. Además, todos los días corrían el riesgo de que las unidades fueran interceptadas o atacadas por salvar la vida de alguna víctima de hechos violentos, lo que suponía un peligro constante para los paramédicos en Juárez.
EL ÚLTIMO TURNO JUNTOS
Para 2010, Nancy Paz Mares tenía cerca de cuatro años en el Departamento de Rescate. Se unió a las filas de la corporación el martes 13 de junio de 2006. El 15 de julio de 2010, se alistó como todos los días para cubrir el turno de noche, pero parecía que el destino trataba de decirle algo.
“En la tarde que íbamos, yo no encontraba mis llaves. Entrábamos a las 3:00 de la tarde y yo no encontraba mis llaves. Tenía que pasar por Juan a su casa y no las encontraba. Total, ya salí, pasé por él y cuando íbamos en camino, nos chocaron en la Plutarco y Paseo Triunfo. Total, llegamos bien tarde y para mí no había ambulancia”, relató Nancy, quien se quedó en la estación con su compañero Felipe Caldera y el teniente Gabriel Cervantes Rojas.

Felipe Caldera recordó que ese día “había labores administrativas que realizar, entonces, yo iba a abordar otra ambulancia y un compañero me comentó: ‘Me gustaría continuar abordando, no sé si te gustaría ayudar con la labor administrativa’. Le comenté que sí, que no tenía problema, y abordé un carro patrulla acompañado del teniente Gabriel Cervantes y mi compañera Nancy”.

Los tres iban a bordo de la unidad S01 a la Central de Rescate para realizar el papeleo de los servicios en la calle Oro y 16 de Septiembre. Tuvieron que detenerse en la avenida 16 de Septiembre y calle Bolivia, por donde pasaban, cuando vieron una multitud y a un compañero herido.
“Cuando nos bajamos, ya vimos a la persona que estaba tirada. Para mí era un policía porque traía uniforme de policía. Estaba tirado con impactos de arma de fuego en la cabeza. A mí sí me llamó la atención que no trajera fornitura ni botas, pero igual dije: ‘Ha de ser de banco, por eso anda así’. Pero nunca dudamos que no fuera policía”, narró Nancy, quien empezó a brindarle los primeros auxilios junto con sus compañeros cuando quedó aturdida por una explosión.

“Empezamos a trabajar y en cuestión de dos o tres minutos hubo un estallido. Recuerdo que salí volando hacia un costado, vi sangre por todos lados, se nubló mi vista, perdí la audición y caí al piso”, narró Caldera.
Por su parte, Nancy recordó: “Vimos que empezaron a llegar las patrullas de los federales y, de repente, nomás escuché que algo explotó. Abrí los ojos y yo estaba apoyada en el piso. Vi humo atrás de mí, el carro estaba como a dos metros. Volteo y veo al teniente y a Caldera a media calle, como que se están sacudiendo, y empecé a correr”.
Cuando los tres paramédicos pudieron levantarse, escoltados por policías federales, se resguardaron en un patio, desde donde observaron el caos ocasionado por el coche bomba. Fue un escenario que jamás imaginaron vivir y que los separó.
“Fue nuestro último turno juntos. A mí me incapacitaron, al teniente lo incapacitaron y él ya no volvió porque tenía que estar en cirugía tras cirugía”, recordó Nancy.
En cambio, Caldera explicó: “De ahí se derivaron situaciones para poder restablecernos. El único que sigue activo es un servidor. El teniente Gabriel falleció dos años después del carro bomba, derivado de lesiones y complicaciones. Mi compañera Nancy pasó a ser pensionada por las lesiones y yo también tuve un proceso quirúrgico en los oídos, además de terapias en columna, audición, mandíbula y visión”.

SE NECESITA VOCACIÓN DE SERVICIO
Aunque este hecho terminó con la vida de uno de sus compañeros y llevó tanto a Nancy como a Felipe al borde de la muerte, ellos siguen seguros de que, si volvieran a nacer, de nuevo querrían ayudar a la comunidad como lo hicieron entonces y como lo siguen haciendo hasta ahora.

El teniente Gabriel Cervantes Reyes falleció la madrugada del 6 de mayo de 2014. Nancy Paz Mares actualmente es ama de casa y madre de tres hijos. Felipe Caldera sigue activo y es capitán primero del Departamento de Rescate.