
Sandra, la bolera del centro que lleva 27 años rompiendo esquemas
En un oficio históricamente dominado por hombres, Sandra encontró amor por su trabajo y una voluntad firme para no rendirse
“Mi nombre es Sandra Ávila, y tengo 27 años dedicándome al oficio de bolero, ha sido toda una travesía. Yo comencé viendo a mi esposo hacerlo, yo lo acompañaba, siempre lo he acompañado a todo lo que hace, me llamó la atención y decidí comenzar a aprender.

Yo me venía con él aquí al centro, en aquel tiempo habían muchos boleros, y todos eran hombres, yo era la única mujer. Para mí era difícil dedicarme a esto, pues las personas no querían subirse a mi silla, pensaban que les iba a hacer un trabajo, incluso en algunas ocasiones, se subían, se sentaban, y cuando veían que yo iba a hacer el trabajo, rápidamente se bajaban y se cambiaban de lugar, con otro bolero, yo me angustiaba.
Este es un oficio hermoso, ahora la gente ya viene buscándome a mí, pues mi trabajo lo hago con dedicación y mucho amor, mi fuerte es la igualada de color, la gente me busca mucho por eso, amo lo que hago, y me da mucho orgullo ser de las únicas mujeres lustrando y boleando aquí en el centro.

Invito a toda la gente a que se dé una vuelta al centro, y que vengan con nosotros a bolear sus zapatos, no dejen morir este gran oficio, cada vez somos menos boleros, algunos se adelantaron y a otros ya no siguieron viniendo.
A mí me gusta mucho, me da tiempo para atender a mi familia y poder venir a trabajar, la gente me ha preguntado que por qué no me voy a una maquila, pero la maquila no me da esta libertad que tengo”. finaliza Sandra.

En un oficio históricamente dominado por hombres, Sandra encontró amor por su trabajo y una voluntad firme para no rendirse. Hoy después de 27 años de gran camino, su silla no solo representa un puesto de trabajo, sino también un símbolo de resistencia y orgullo.