Así es ser forense en Ciudad Juárez, la segunda con más asesinatos de México
En Ciudad Juárez hay tantos cadáveres que su profesión consiste únicamente en recoger muertos, no tienen ni tiempo para investigar, y por eso un 90% de los crímenes sale impune
“En México podemos comprender perfectamente cómo el narco poco a poco se va comiendo todo, se va comiendo a la juventud, a la política, a la economía y esto no sólo sucede en la frontera del país, sino en todo el territorio nacional”, explican Elpida Nikou y Rodrigo Hernández, autores de Blood on our side, documental que acaba de ganar el premio al mejor corto documental del Festival de Cine de Austin, lo cual quiere decir que va directo a los Oscar.
El documental acompaña a Ana Lorena, una perito criminalista. Vive en Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, “de los estados con más feminicidios en México y ella es una criminalista en ese contexto de violencia de género. Es la historia de una mujer haciendo lo que puede en ese entorno hostil de corrupción, impunidad, muerte y violencia”. Explican que grabar el documental fue muy difícil, sobre todo porque los forenses vivían “frustrados” porque hay tantos muertos en esa ciudad que “no les daba abasto”, “no les alcanza el tiempo para levantar tantos cadáveres”.
Ciudad de Juárez es uno de los lugares más violentos del mundo. De hecho, “durante muchos años fue el lugar con la mayor cantidad de muertos por violencia del planeta, mientras El Paso, Texas, con el que comparte frontera, fue durante muchos años la ciudad más segura de Estados Unidos, es como el contraste más brutal que se pueda imaginar. Mientras el tráfico de drogas es la razón de tanta violencia en México, en el otro lado es donde están consumiendo, blanqueando el dinero y se benefician”, añaden los documentalistas.
Para los autores, lo más duro fue ver cómo los forenses están todo el tiempo recogiendo muertos y trabajando, lidiando con la muerte a diario y de forma constante, cómo les afecta en su vida personal y las personas que tienen alrededor. De hecho, como denuncian estos trabajadores, como tienen que investigar muertos y escenarios del crimen, ellos (y sus familias) se exponen a la violencia de los narcos. Ana Lorena, por ejemplo, ha perdido compañeros y familiares por culpa de esta violencia y por ser una cara visible en esta profesión.